A lo largo de estos últimos meses hemos visto la importancia que tienen las denominadas tecnologías de información y comunicación –TICs– en los procesos formativos. Desde su aparición, hace ya más de treinta años y hasta la fecha de hoy, las mismas han ido ganando espacios entre las tendencias pedagógicas de todo el planeta, en un proceso imparable de creación, avance y redefinición constante. Como señala Daniel Filmus,
Las nuevas tecnologías deben ser un instrumento eficaz para abrir nuevas oportunidades de desarrollo económico que contribuyan a reducir las asimetrías existentes entre los países y a promover la inclusión social, económica y cultural de los sectores menos favorecidos de la población dentro de cada uno de ellos[1].
En la misma línea Echevarría afirma, por su parte, que [se] requiere crear un nuevo sistema de centros educativos, a distancia y en red, así como nuevos escenarios, instrumentos y métodos para los procesos educativos[2]. Del análisis de uno de dichos instrumentos y métodos, el CD número 9: Educación intercultural bilingüe: debates, experiencias y recursos, realizado por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Argentina, es de lo que vamos a tratar en las siguientes líneas.
Es innegable que los estados basan actualmente sus programas formativos en diseños que tengan en cuenta los propios intereses y necesidades de los niños. En este sentido la utilización de materiales educativos es de vital importancia y, por tanto, presenciamos un auge de los mismos, relacionados estos, además, con las TICs y la revolución tecnológica a la que asistimos. Así, la notable masificación que han experimentado los computadores personales, en conjunto con el gran interés que tiene por ello, han llevado a que muchos diseñen material educativo para niños en este artefacto[3]. Sin embargo, antes de entrar en detalle sobre este asunto, debemos clarificar qué entendemos nosotros por “material educativo”.
A los diferentes componentes que son relevantes para el aprendizaje –interacción docente y alumnos, interacción alumno y alumno y las condiciones físicas del aula, por ejemplo–, debemos sumar un elemento de vital importancia: los diversos objetos que tienen una utilidad particular para el proceso formativo del educando. De todos ellos, denominamos materiales educativos a aquellos que, tanto por la intención del docente, como por el contexto de uso, son útiles para el aprendizaje –sea ésta su función original o no–[4]. En este sentido es interesante recordar lo que, al respecto, afirma Gutiérrez Marín:
(…) cualquier material puede convertirse en “educativo” al ser utilizado y adecuadamente integrado en una situación de enseñanza aprendizaje, aunque no haya sido diseñado para la enseñanza. No podemos, por tanto, prescindir del contexto de utilización para valorar la eficacia o el valor educativo de un producto[5].
Por ello, consideramos que la variedad prácticamente infinita de las propuestas, la capacidad de atraer y cautivar al estudiante, con un renovado interés cada vez y relacionado éste en gran medida con las posibilidades de adaptación al individuo –tiempo, estilo y espacio para el aprendizaje, entre otros–, convierte a los materiales educativos en un excelente medio para mejorar la calidad de la educación de los niños, ya que no solo [sic] presenta nuevos conocimientos, sino que también es una herramienta de apoyo y refuerzo[6].
Igualmente, continuando con Gutiérrez Martín, podemos señalar que varios son los elementos claves que se relacionan con la comunicación a través de multimedia. El primero, claro está, es lo que él da en llamar emirecs –emisor y receptor–, es decir, alumno y profesor. El segundo es el medio, en este caso las NTM –Nuevas Tecnologías Multimedia–. El tercero es el mensaje o documento multimedia en sí y, en cuarto lugar y por último, el contexto. A estos debemos sumar la actitud que tengan tanto el educando como el educador hacia los medios utilizados. Todo ello, finalmente, tendrá repercusión en el proceso educativo en sí[7].
De igual forma, en su relación con las TICs debemos tener en cuenta, entre otros aspectos que trataremos a continuación, que
La tecnología como actividad social se basa en el concepto de “optimización” y que dicha optimización utiliza los conocimientos que la ciencia moderna desarrolla. “Optimizar” significa “hacer mejor un proceso”, es una actividad plenamente procedimental, pues no se ocupa del porqué, ni del para qué, ni del qué, sino del cómo. “Hacerlo mejor” significa que, previamente, se han fijado los parámetros o las metas, es decir, ya se ha establecido lo que significa “mejor”[8].
Aclarada, por tanto, la relación que se establece entre material educativo y TICs podemos pasar a comentar brevemente los diferentes tipos de aprendizaje que podemos encontrar en el proceso educativo y que deben ser potenciados por los materiales que utilicemos.
Al respecto y siguiendo a James Gee, podemos distinguir los siguientes: 1. Principio de aprendizaje activo y crítico, en el que todos los aspectos del ambiente de aprendizaje se conjunta para estimular el aprendizaje activo y crítico, no pasivo. 2. Principio de diseño, mediante el que se aprende y llega a apreciar el diseño y los principios del mismo. 3. Principio semiótico, que consiste en aprender y apreciar las interrelaciones que se dan dentro y a través de sistemas de signos múltiples como un sistema complejo (imágenes, palabras, acciones, símbolos, artefactos, etc.). 4. Principio de ámbitos semióticos, que implica dominar ámbitos semióticos a un cierto nivel y ser capaz de participar, a un cierto nivel, en el grupo o grupos de afinidad conectados con ellos. Y 5. Principio del pensamiento de metanivel sobre los ámbitos semióticos, por el cual aprender supone pensar activa y críticamente sobre las relaciones que mantiene el ámbito semiótico que se está aprendiendo con otros ámbitos semióticos[9].
Sin embargo, no podemos olvidar que, más allá del tipo –o tipos– de aprendizaje que podamos encontrar en los alumnos, dicho proceso está relacionado, en gran medida, con sus propios y particulares procesos cognitivos. En este sentido y tomando como base a Jerome Bruner, podemos afirmar que gracias a ellos el ser humano establece su conocimiento de la realidad que le rodea y que se constituyen de acuerdo a dos modalidades de pensamiento. En primer lugar tenemos la paradigmática o argumento lógico – científico que, a través de la prueba empírica y el sistema matemático, permite establecer un sistema (…) formal, de descripción y explicación. Se ocupa de causas generales, y de su determinación[10]. Es decir, es el que utilizamos para resolver la mayor parte de nuestros asuntos cotidianos. Asimismo, para lograr dicho fin, es imprescindible que el lenguaje utilizado sea coherente.
En segundo lugar está la modalidad narrativa. Ésta, probablemente y como señala Ruíz, es el tipo más antiguo de pensamiento en el ser humano, quizás incluso anterior al paradigmático[11]. Bruner lo define como aquél que se ocupa de las intenciones y las acciones humanas y de las vicisitudes y consecuencias que marcan su transcurso[12], a través de la continua narración de relatos que sirven para construir un significado en el que nuestras propias experiencias adquieren significado[13]. Debemos señalar, además, que estas dos maneras de conocer son autónomas, tanto en sus principios de funcionamiento como en los criterios de verificación del conocimiento a que alcanzan[14]. El CD 9: Educación intercultural bilingüe: debates, experiencias y recursos es un claro ejemplo que nos permite analizar lo tratado hasta el momento, además de otros puntos de interés para nuestro tema.
Cabe apuntar, en primera instancia, que el mismo es entregado, de manera gratuita, a aquellos docentes de la Argentina que así lo soliciten. Su objetivo general, como los responsables de educ.ar –portal educativo de la nación argentina– exponen es: brindar a los docentes de todas las disciplinas y niveles educativos un conjunto de materiales para abordar la diversidad cultural y lingüística de nuestro país –especialmente aquella que tiene que ver con los pueblos originarios, también llamados aborígenes- desde diferentes voces y miradas[15].
Las nuevas tecnologías deben ser un instrumento eficaz para abrir nuevas oportunidades de desarrollo económico que contribuyan a reducir las asimetrías existentes entre los países y a promover la inclusión social, económica y cultural de los sectores menos favorecidos de la población dentro de cada uno de ellos[1].
En la misma línea Echevarría afirma, por su parte, que [se] requiere crear un nuevo sistema de centros educativos, a distancia y en red, así como nuevos escenarios, instrumentos y métodos para los procesos educativos[2]. Del análisis de uno de dichos instrumentos y métodos, el CD número 9: Educación intercultural bilingüe: debates, experiencias y recursos, realizado por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Argentina, es de lo que vamos a tratar en las siguientes líneas.
Es innegable que los estados basan actualmente sus programas formativos en diseños que tengan en cuenta los propios intereses y necesidades de los niños. En este sentido la utilización de materiales educativos es de vital importancia y, por tanto, presenciamos un auge de los mismos, relacionados estos, además, con las TICs y la revolución tecnológica a la que asistimos. Así, la notable masificación que han experimentado los computadores personales, en conjunto con el gran interés que tiene por ello, han llevado a que muchos diseñen material educativo para niños en este artefacto[3]. Sin embargo, antes de entrar en detalle sobre este asunto, debemos clarificar qué entendemos nosotros por “material educativo”.
A los diferentes componentes que son relevantes para el aprendizaje –interacción docente y alumnos, interacción alumno y alumno y las condiciones físicas del aula, por ejemplo–, debemos sumar un elemento de vital importancia: los diversos objetos que tienen una utilidad particular para el proceso formativo del educando. De todos ellos, denominamos materiales educativos a aquellos que, tanto por la intención del docente, como por el contexto de uso, son útiles para el aprendizaje –sea ésta su función original o no–[4]. En este sentido es interesante recordar lo que, al respecto, afirma Gutiérrez Marín:
(…) cualquier material puede convertirse en “educativo” al ser utilizado y adecuadamente integrado en una situación de enseñanza aprendizaje, aunque no haya sido diseñado para la enseñanza. No podemos, por tanto, prescindir del contexto de utilización para valorar la eficacia o el valor educativo de un producto[5].
Por ello, consideramos que la variedad prácticamente infinita de las propuestas, la capacidad de atraer y cautivar al estudiante, con un renovado interés cada vez y relacionado éste en gran medida con las posibilidades de adaptación al individuo –tiempo, estilo y espacio para el aprendizaje, entre otros–, convierte a los materiales educativos en un excelente medio para mejorar la calidad de la educación de los niños, ya que no solo [sic] presenta nuevos conocimientos, sino que también es una herramienta de apoyo y refuerzo[6].
Igualmente, continuando con Gutiérrez Martín, podemos señalar que varios son los elementos claves que se relacionan con la comunicación a través de multimedia. El primero, claro está, es lo que él da en llamar emirecs –emisor y receptor–, es decir, alumno y profesor. El segundo es el medio, en este caso las NTM –Nuevas Tecnologías Multimedia–. El tercero es el mensaje o documento multimedia en sí y, en cuarto lugar y por último, el contexto. A estos debemos sumar la actitud que tengan tanto el educando como el educador hacia los medios utilizados. Todo ello, finalmente, tendrá repercusión en el proceso educativo en sí[7].
De igual forma, en su relación con las TICs debemos tener en cuenta, entre otros aspectos que trataremos a continuación, que
La tecnología como actividad social se basa en el concepto de “optimización” y que dicha optimización utiliza los conocimientos que la ciencia moderna desarrolla. “Optimizar” significa “hacer mejor un proceso”, es una actividad plenamente procedimental, pues no se ocupa del porqué, ni del para qué, ni del qué, sino del cómo. “Hacerlo mejor” significa que, previamente, se han fijado los parámetros o las metas, es decir, ya se ha establecido lo que significa “mejor”[8].
Aclarada, por tanto, la relación que se establece entre material educativo y TICs podemos pasar a comentar brevemente los diferentes tipos de aprendizaje que podemos encontrar en el proceso educativo y que deben ser potenciados por los materiales que utilicemos.
Al respecto y siguiendo a James Gee, podemos distinguir los siguientes: 1. Principio de aprendizaje activo y crítico, en el que todos los aspectos del ambiente de aprendizaje se conjunta para estimular el aprendizaje activo y crítico, no pasivo. 2. Principio de diseño, mediante el que se aprende y llega a apreciar el diseño y los principios del mismo. 3. Principio semiótico, que consiste en aprender y apreciar las interrelaciones que se dan dentro y a través de sistemas de signos múltiples como un sistema complejo (imágenes, palabras, acciones, símbolos, artefactos, etc.). 4. Principio de ámbitos semióticos, que implica dominar ámbitos semióticos a un cierto nivel y ser capaz de participar, a un cierto nivel, en el grupo o grupos de afinidad conectados con ellos. Y 5. Principio del pensamiento de metanivel sobre los ámbitos semióticos, por el cual aprender supone pensar activa y críticamente sobre las relaciones que mantiene el ámbito semiótico que se está aprendiendo con otros ámbitos semióticos[9].
Sin embargo, no podemos olvidar que, más allá del tipo –o tipos– de aprendizaje que podamos encontrar en los alumnos, dicho proceso está relacionado, en gran medida, con sus propios y particulares procesos cognitivos. En este sentido y tomando como base a Jerome Bruner, podemos afirmar que gracias a ellos el ser humano establece su conocimiento de la realidad que le rodea y que se constituyen de acuerdo a dos modalidades de pensamiento. En primer lugar tenemos la paradigmática o argumento lógico – científico que, a través de la prueba empírica y el sistema matemático, permite establecer un sistema (…) formal, de descripción y explicación. Se ocupa de causas generales, y de su determinación[10]. Es decir, es el que utilizamos para resolver la mayor parte de nuestros asuntos cotidianos. Asimismo, para lograr dicho fin, es imprescindible que el lenguaje utilizado sea coherente.
En segundo lugar está la modalidad narrativa. Ésta, probablemente y como señala Ruíz, es el tipo más antiguo de pensamiento en el ser humano, quizás incluso anterior al paradigmático[11]. Bruner lo define como aquél que se ocupa de las intenciones y las acciones humanas y de las vicisitudes y consecuencias que marcan su transcurso[12], a través de la continua narración de relatos que sirven para construir un significado en el que nuestras propias experiencias adquieren significado[13]. Debemos señalar, además, que estas dos maneras de conocer son autónomas, tanto en sus principios de funcionamiento como en los criterios de verificación del conocimiento a que alcanzan[14]. El CD 9: Educación intercultural bilingüe: debates, experiencias y recursos es un claro ejemplo que nos permite analizar lo tratado hasta el momento, además de otros puntos de interés para nuestro tema.
Cabe apuntar, en primera instancia, que el mismo es entregado, de manera gratuita, a aquellos docentes de la Argentina que así lo soliciten. Su objetivo general, como los responsables de educ.ar –portal educativo de la nación argentina– exponen es: brindar a los docentes de todas las disciplinas y niveles educativos un conjunto de materiales para abordar la diversidad cultural y lingüística de nuestro país –especialmente aquella que tiene que ver con los pueblos originarios, también llamados aborígenes- desde diferentes voces y miradas[15].
Es significativo destacar que el hecho de tratar un tema que, en la actualidad, es de primera línea en prácticamente todos los estados multiculturales y/o pluriétnicos del mundo, dice mucho a favor de los responsables del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Argentina, quienes reconocen, no sólo sobre el papel y en teoría[16], sino también de manera práctica y a través de esta propuesta pedagógica, lanzada desde educ.ar, que el Estado argentino se halla compuesto por diversas realidades que no sólo tienen que ver con la presencia europea su el territorio nacional, sino con una más amplia gama de razas, credos y culturas[17].
Además del objetivo general antedicho, podemos señalar como específicos y entre otros, el que los docentes conozcan experiencias relacionadas con el tema en todo el territorio argentino, utilicen contenidos multimedia de diversa índole para conocer las culturas del país y desarrollen tanto su propia competencia como la de sus alumnos en el uso de herramientas informáticas para, de este modo, enriquecer / articular / transformar / reforzar sus prácticas habituales de enseñanza[18].
Para lograr lo antedicho, el material pedagógico se encuentra organizado según cinco secciones, las cuales se despliegan cuando se ingresa al CD[19]. Por un lado, encontramos las tres que muestran los aspectos básicos teórico – prácticos relacionados con el tema de multicultural y la propuesta pedagógica en sí. Es por tanto, la parte central del mismo. Éstas, presentadas en iconos centrales al ingresar, son: 1. Sobre la educación intercultural, que presenta un marco teórico conceptual sobre la interculturalidad y algunos debates en torno a ella. 2. Experiencias de educación intercultural, con un banco de datos de más de cien experiencias y testimonios de trabajos llevados a cabo en escuelas interculturales. Y 3. Recursos para el aula, con diversa información complementaria para trabajar las culturas aborígenes. Por otro lado, tenemos las dos secciones que presentan la addenda a los temas expuestos anteriormente a través de recursos bibliográficos. Éstas se señalan mediante dos iconos laterales –a la derecha– y son: 4. Documentos. Derechos de los pueblos indígenas, con una biblioteca digital sobre el tema en cuestión. Y 5. Para seguir leyendo, con amplia bibliografía comentada[20].
Mediante dicha estructura interna lo que se pretende es articular, de manera ordenada y lógica, una propuesta pedagógica que, además, busca no sólo conseguir, sino también mantener y acrecentar la motivación del participante. La diversidad de elementos, las múltiples posibilidades, son básicas a la hora de lograr lo citado. Sin embargo, el primer punto que notamos, nada más ingresar en las diferentes secciones, es que el diseño adolece de una general carencia de imágenes.
Con referencia a este tema y dentro del mundo de la museología, se tiene como norma general que los apoyos informativos de cualquier exposición no deben ser demasiado largos –unas veinte líneas por aparte redactado, como máximo– ni demasiado pesados en cuanto a contenido y diagramación. Consideramos que dicha regla la podemos aplicar igualmente a la realizada en el presente CD. Debemos reseñar, además, que la letra es demasiado pequeña y se hace pesada de leer –recordemos que, de por sí, para la mayoría de las personas es difícil leer directamente de la pantalla del PC y que, generalmente, es poco el material que se suele imprimir de la misma, básicamente por una cuestión de costes–. Por tanto, consideramos que el diseño debería ser replanteado para suavizarlo y hacerlo, así, visualmente, más atractivo al lector[21].
Con todo, después de este primer impacto –y recordemos, empero, que el primer impacto es de suma importancia–, que sólo tiene que ver con la parte que Marquės denomina como calidad del diseño audiovisual[22], empezamos a adentrarnos en los contenidos propiamente dichos. En este sentido, consideramos que son apropiados para cumplir con parte de los objetivos planteados por el equipo creador del CD. Igualmente, los pasos de uno a otro tema, de uno a otro apartado, se encuentran bien organizados y son fáciles de seguir, lo que motiva a hacerlo[23]. Así, nos encontramos ante una ruta de partida que nos lleva a diversas bifurcaciones, pero sin perder de vista el punto de partida en ningún momento.
Pero acabamos de referir que cumplen parte de los objetivos propuestos. ¿Cuáles son, pues, los que no se logran? Entre los que se señalan en el apartado Destinatarios y Objetivos encontramos planificar clases interactivas y participativas[24]. En este sentido, nos parece que falta una propuesta pedagógica, ejemplos relativos a la utilización de los materiales suministrados, que sirvan como punto de partida. No encontramos en la base de datos existente referencias a qué tipo de utilización de los mismos se puede hacer. Así, concretamente en el caso del vídeo y siguiendo a Cebrián de la Cerda, no vemos que haya unas claves para su lectura ni para el desarrollo del proceso de colaboración entre docente y estudiantes, más al contrario, vemos que la recepción del mismo es sólo unidireccional y no motiva a la participación crítica[25]. Del mismo modo, no hemos encontrado ningún lugar en el que se especifique a qué niveles educativos va dirigida la propuesta y, por tanto, desconocemos si ésta ha sido desarrollada de manera adecuada al nivel de comprensión de los participantes.
Por ende, consideramos que el docente que se acerque a este CD debe hacerlo con una idea clara del tema en cuestión, con unas bases de conocimiento mínimas sobre el mismo para poderlo, de esta forma, aprovechar por completo la información suministrada. Un educando neófito en la materia que quiera experimentar con ella y trabajarla en profundidad, pensamos que puede perderse al no hallar una guía sobre el asunto y, por tanto, las posibilidades de éxito en la experiencia se reducen, puesto que la capacidad de motivación es baja[26].
Así pues, retomando las modalidades de pensamiento expuestas por Bruner y de las que hablamos unas páginas atrás, vemos que nos hallamos, en el CD número 9: Educación intercultural bilingüe: debates, experiencias y recursos, ante un discurso totalmente narrativo, pues, como señalábamos, éste potencia la continua narración de relatos que sirven para construir un significado en el que nuestras propias experiencias adquieren significado[27]. Si bien aquél sea probablemente, como ya apuntábamos, el primero que maneja el ser humano, no potencia, en este caso, la utilización y las posibilidades que se desgranarían del paradigmático o argumento lógico. Creemos que un material pedagógico debe fomentar ambas capacidades de pensamiento para conseguir, de este modo, que el proceso pedagógico rinda completamente sus frutos. Si esto se logra, se habrán conseguido objetivos tan importantes como el plantear preguntas, cuestionar, responder interrogantes, aplicar, en la medida de lo posible, lo aprendido a la propia cotidianeidad, algo que, en este tema en cuestión, el de la multiculturalidad, creemos trascendental para ir más allá de un aprendizaje basado en los elementos semióticos[28].
Del mismo modo, cuando potenciamos las capacidades lógicas –sin olvidar las narrativas, claro está– podemos crear espacio de evaluación y autoevaluación, tanto de nuestro entorno, como de nosotros mismos. Primer paso éste hacia una crítica constructiva que nos permita crecer no sólo como educadores, sino también como estudiantes y, lo que es quizás más importante, como seres humanos inmersos en una sociedad particular como lo es el caso de las interculturales[29]. En este caso, empero, la tarea de lograr esto queda en manos del docente quien, partiendo de una buena base de datos, debe motivar las capacidades de sus estudiantes tomando como único punto de partida su propia creatividad y, no lo olvidemos, no todos la tenemos desarrollada por igual. Así pues, el aprovechamiento del material está, más allá del propio contenido en sí, en las manos de cada uno de los docentes responsables de su utilización.
En resumen, podemos mencionar que estamos ante una buena base de datos, ante una excelente fuente de información que puede devenir parte fundamental en el desarrollo cognitivo de sus usuarios y que, sin embargo, podría ampliarse a otras funciones más allá de la sola erudición. De igual manera, aunque el programa se halle dirigido a los docentes, sería interesante que los estudiantes pudiesen participar también, de manera directa, en el mismo y, así, ser atraídos a esta esfera de conocimiento más allá de las directrices del propio profesor. Por tanto, tal y como señala Marquès, sería importante reforzar el entretenimiento, los medios de expresión y comunicación o la propia evaluación, a la que antes hacíamos referencia, entre otras[30]. Con ello se podría lograr, de manera mucho más amplia, lo que señala Filmus,
Este material (…) busca socializar la imaginación y el esfuerzo de los docentes argentinos, para asegurar desde su labor cotidiana la inclusión, la permanencia y la calidad educativa para grupos sumamente vulnerables de nuestro país[31].
[1] FILMUS, Daniel. Democratización e inclusión digital. Recuperado de http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD9/contenidos/acercade/carta-filmus.html, el día 4 de enero de 2008. Párrafo número 4.
[2] ECHEVERRÍA, Javier. (Diciembre de 2000). Educación y tecnologías telemáticas. Recuperado de http://www.rieoei.org/rie24a01.htm, el día 22 de octubre de 2007. Epígrafe 1, párrafo 3.
[3] Véase El material educativo ligado a la computación. Recuperado de http://www.recrea-ed.cl/material_educativo_para/ninos.htm, el 10 de enero de 2008. Epígrafe dos.
[4] Véase Material educativo con TIC, recuperado de http://edutec.perublogs.com/2006/03/Material-educativo-con-TIC.html, el día 10 de enero de 2008.
[5] GUTIÉRREZ MARTÍN, Alfonso. (s.f.). Evaluación de la comunicación en las aplicaciones multimedia educativas. Recuperado de http://virtual.flacso.org.ar/file.php/250/materiales/ses1/recursos/gutierrez.pdf, el día 27 de febrero de 2008. Página 4.
[6] El material educativo ligado a la computación. Recuperado de http://www.recrea-ed.cl/material_educativo_para/ninos.htm, el 10 de enero de 2008.
[7] GUTIÉRREZ MARTÍN, Alfonso. Op. Cit. Página 1.
[8] TIC, Materiales educativos y comunicación. A propósito de una experiencia colaborativa en una red de productores de material educativo. Recuperado de http://edutec.perublogs.com/2005/11/TIC-Materiales-educativos-y-comunic.html, el día 23 de enero de 2008. Comillas en el original.
[9] GEE, James. (2005). Lo que nos enseñan los videojuegos sobre aprendizaje y alfabetismo. Editorial Aljibe. Málaga. Capítulo 2.
[10] BRUNER, Jerome. (1980). Dos modalidades de pensamiento. En Realidad mental y mundos posibles. Gedisa. Barcelona. Recuperado como adaptación de la cátedra de http://www.dialogica.com.ar/unr/redaccion1/unidades/archivos/2005/08/dos_modalidades_2.php, el día 3 de enero de 2008. Párrafo 8.
[11] RUÍZ, Alfredo. (2004). El movimiento narrativo en psicología. En La narrativa en la terapia cognitiva post – racionalista. Recuperado de http://209.85.165.104/search?q=cache:pNFS5y770rsJ:www.rie.cl/%3Fk%3D935%26j%3D1603+modalidades+de+pensamiento&hl=en&ct=clnk&cd=10, el día 3 de enero de 2008. Párrafo 3.
[12] BRUNER, Jerome. Op. Cit. Párrafo 9.
[13] No podemos dejar de comentar la importancia que, dentro del pensamiento narrativo tiene, cada vez en mayor medida, la parte visual, puesto que nos encontramos en una sociedad de imágenes. Al respecto, véase ENTEL, A. (2005). Ideando. En Revista Constelaciones. Fundación Walter Benjamin. Año II. Número 2.
[14] RUÍZ, Alfredo. Op. Cit. Párrafo 3.
[15] Acerca del CD9 - Educación intercultural bilingüe: debates, experiencias y recursos. Recuperado de http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD9/contenidos/acercade/index.html, el día 4 de enero de 2008. Párrafo 1.
[16] Al respecto, véase el Artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional Argentina en http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD9/contenidos/recursos/pueblos-originarios/introduccion/index.html, recuperado el día 4 de enero de 2008.
[17] Para mayor información, véase la página www.educ.ar.
[18] Destinatarios y Objetivos. Recuperado de http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD9/contenidos/comousarelcd/pag2.html, el día 4 de enero de 2008.
[19] Valga resaltar que no podemos analizar los denominados por Gutiérrez Martín aspectos relacionados con la dimensión técnica, ya que nuestro análisis no ha podido ser realizado partiendo del CD físico.
[20] Por no tener suficiente experiencia en el tema no podemos saber, al menos en profundidad, si los materiales utilizados se encuentran actualizados. Sin embargo, al menos a priori, pareciera que sí.
[21] Sin embargo, debemos rescatar como algo muy positivo la carencia de faltas de ortografía en los textos revisados.
[22] MARQUES, Pere. (s.f.). Características de los buenos programas educativos multimedia. 3. Calidad del entorno audiovisual. En Software Educativo. Recuperado de http://www.xtec.es/~pmarques/edusoft.htm, el día 8 de enero de 2008.
[23] Al respecto de este problema, véase VAN LEEUWEN, Theo. (1998). Heteroglosia programada: análisis crítico de un interfaz de ordenador. En Martín Rojo y Luisa Whittaker, Rachel (Eds.). Poder decir o el poder de los discursos. Editorial Arrecife: Madrid. Página 2 y ss.
[24] Destinatarios y Objetivos. Recuperado de http://coleccion.educ.ar/coleccion/CD9/contenidos/comousarelcd/pag2.html, el día 4 de enero de 2008.
[25] CEBRIÁN DE LA SERNA, Manuel. (s.f.). 3. Características de un vídeo didáctico. En Los vídeos didácticos: claves para su producción y evaluación. Universidad de Málaga. Recuperado de http://www.sav.us.es/pixelbit/articulos/n1/n1art/art13.htm, el día 23 de febrero de 2008.
[26] MARQUES, Pere. (s.f.). Op. Cit. Características de los buenos programas educativos multimedia. 7. Capacidad de motivación.
[27] Véase supra, página 4 y nota número 11.
[28] Véase supra, páginas 3 – 4 y nota número 9.
[29] En este sentido es de resaltar la importancia que Gutiérrez Martín le da al tema de la dimensión ideológica en los materiales educativos. GUTIÉRREZ MARTÍN, Alfonso. Op. Cit. Pp. 9 – 10 y 13.
[30] MARQUES, Pere. (s.f.). Op. Cit. 2. Diseño de actividades con soporte multimedia. 2.6 La función que tendrá el material.
[31] FILMUS, Daniel. Op. Cit. Párrafo número 9 y 10.